Gris casi negro,
casi oscuro, casi triste…
me balanceo pensativo en la butaca de los días,
no puedo dormir, mis ojos no se cierran,
pero no dejo de tener pesadillas.
Los ojos me lloran y tengo
las manos atadas ¿me oye alguien?
quizás, más bien todo lo contrario ¿o no es así?
quizás el suelo se reblandezca y todos me vean, pero
nadie se dé cuenta. Por
eso he venido aquí, tierra de penumbra,
lloros de tinta, saudades neblinas.
¡Tú! No tú, tu otra tú, la de más allá, la que no existe, la que he
visto
en mis sueños, en la calle, en mi casa, en mi cama.
Se desvaneció al rozarla con mis labios, pero a veces
creo sentir la pasión de los besos que nunca le di.
Podría dibujarla con los ojos cerrados o abiertos, da
igual. No sé cómo es y por eso mismo
no importa como la dibuje, no importa
nada, pero cualquier cosa me pesa
en este camino de paciencia.
Siempre fui (y soy) impaciente. No sé ni me gusta esperar…
By: xarleen on abril 4, 2008
at 4:30 pm