Vuelvo tarde, como la madrugada,
pensando sólo en el sueño
que me provoca estar despierto.
Y es la vida la principal causa de la muerte,
y la tristeza causa de la felicidad.
No llores, no llores nunca por nada,
sólo hazlo para desahogarte,
porque las lágrimas ni consuelan, ni agradan
pero brotan de los ahogos del corazón.
La tristeza es salada, como las lágrimas,
y la felicidad dulce y con aroma a beso.
Yo sólo quiero eso, perderme en el olor sin precio
del amor escondido y lejano,
que no se ve cuando llega,
pero llega.
Sin saber nadie por donde,
invisible e intangible sentimiento luminoso
que rompe la realidad y la pinta a su antojo,
ya no hay reglas ni verdad,
ese es nuestro gran deseo en realidad,
vivir como quién se ha dormido
y no sabe que va a pasar,
pero le da igual, porque
sea lo que sea
nada irá mal.
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