La muerte nos cambia
y nos invita a vivir
la vida que nos queda
pensando en el morir.
La vida sólo es larga
cuando es espera
de algo que
no se sabe si vendrá.
Yo no espero,
mi eternidad no tiene tiempo,
ni tierra, ni dueño.
Si alguien me recordase,
cuando ya hubiese muerto,
yo sólo le diría
que seguro que tiene
cosas mucho más
interesantes que hacer.
Y yo con mi eternidad no quiero
robar tiempo
a quienes disponen de él
cuando yo no lo tenga.
Vive tranquilo
y olvídame
tranquilo.
Yo soy
como el agua del río que pasa.
Y tú también
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