Era pequeño y me tocaba recoger la cocina, pero me encontré con un problema. Había un vaso que ya no me cabía en el lavaplatos, así que avisé a mi hermano para que me ayudara.
– No hay hueco -le dije.
– Pues créalo -me contestó y se fue.
Aquel día aprendí a crear huecos cuando no los había en el lavaplatos y en la vida.
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