Yendo casi yendo voy cayendo y pienso
que no hay dolor comparable al que siento
que no hay maldición mil veces vencida,
que no se levante una vez más sin causar herida
y plaga y sudor y tijera
que trasquila el alma y me encierra
en un pasado tres veces olvidado
y tres veces recordado.
De todos los árboles que hay en el bosque
sólo el mío no deja caer hoja,
sólo el mío llora
y deja crecer junto a su tronco.
Los demás árboles tienen
sentimientos caducados que
florecen en primavera, se queman en verano,
caen en otoño y se enfrían en invierno,
dominados por la naturaleza
como el hambre y la sed de los animales
y la muerte que buscan
los inmortales.
Nunca, te lo dije, nunca creí
que fuera a caer tan bajo
junto a mis raíces de las que nunca me separé
– sin dejar de pensar –
que algún día me desligaría de ellas y
muerto el árbol caerían mil frutos
y los dejaría llevar por el viento y la lluvia
y por los niños.
Entonces yo cerraría los ojos y la boca
– con fuerza –
y lloraría
como el que no sabe porque llora
porque tiene tantas cosas que llorar
que todo lo que añora
es lo que le ha de pasar
para compensar tanto mal
pasado y presente
tres veces olvidados
y tres veces recordados.
Tantas veces se llora sin saber porque, sólo se siente que algo dentro de ti sangra y deseas curarlo con gotas de vida que emanan de tus ojos.
xarleen ha vuelto ^^
By: xarleen on abril 14, 2009
at 11:58 am