Podría estar escribiendo todo el día, podría
echarme a llorar pensando en el horizonte
siempre tan ilusionante como distante,
siempre atravesado por un río de lágrimas
sin poder ver si estás ahí.
Hundo la cabeza en mi corazón
y me pesan de pesar los ojos,
no puedo escapar y lo siento,
no puedo dejar de llorar y siento
que no lo puedo dejar todo marchar,
como esta canción y el deseo de olvido.
Cuando vea el camino no seré capaz de recorrerlo,
cuando vea
ya no querré ver,
ya no querré recordar ni vislumbrar si quiera el olvido del rejalgar,
seré otro como cuando no era yo,
como cuando aún no era yo
y podía dejarme llevar por la imaginación
sin necesidad de maldecir la realidad.
Responder