Hoy me siento triste.
Hoy estoy inspirado
– o eso creo –
para escribir y llorar
como escriben y lloran los niños
con sus garabatos y sus pataletas,
pero sin armar tanto ruido.
Nunca dejaré atrás los cuchillos que me atravesaron,
nunca dejaré de tenerlos clavados, ahora
forman parte de mí, como mi nariz o mis ojos, ahora
puedes ver mi corazón a cielo abierto
y mi ombligo sin belleza lleno de un ego que apesta.
Todo quizás haya sido un mal sueño,
nada de esto ha sucedido
– o es me gustaría –
¡volver a ser lo que fui para no serlo jamás!
¡cambiar aquello que jamás será cambiado!
y un hueco en la escalera por el que no quiero caer…
la mañana se irá con el sol,
¡no, el sol se quedará hasta que yo lo diga!
el sol se quedará, aunque no se quede,
el sol estará ahí siempre, conmigo,
aunque pase frío,
el sol estará ahí siempre, conmigo
sus ojos son mi único cobijo
y el consuelo de mi desgracia
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