Me da la sensación de oler a quemado
allí por donde paso,
mi cuerpo es abrasado en la nada,
y yo la miro
como pidiéndole perdón
buscando un asidero
que permita que no caiga
en esa espiral de nada
que atraviesa todas las cosas.
Aún espero vivir ese momento
por el cuál merezca la pena mi vida
-ese es mi pensamiento todos los días-
y así espero que sea
en lo que me queda de huída
hacia la eterna mejoría,
el horizonte siempre perfecto,
siempre un poco más perfecto
al que yo intento acercarme
paso a paso.
Responder