Ellos matan porque mueren,
porque les da miedo lo que vendrá después
y no saben si el sufrimiento ajeno les librará del propio.
Algunas veces es así,
y vuelan con el sudor ajeno,
suspiros de propulsión
estabilizados por la indifencia
hacia otra persona que no sea la propia.
Yo no quiero subir escaleras de cabezas,
mi conciencia no es tan deforme.
Yo sólo quiero poder mirar atrás
y ver cosas hermosas
y caras agradecidas.
Responder