Me he parado a pensar
en un mundo que no espera y me ha dejado atrás,
entre el mundo que se fue
y el que viene.
No sé porque nadie me conoció,
cuando mis silencios
son más reveladores que mis palabras.
Sin embargo, es cierto que cuando hablé
el mundo pareció indignado,
tan acostumbrado estaba a mi silencio
que el sonido de mi voz le era molesto.
No contaban conmigo, me había
quedado atrás,
tratando de dar sentido a algo
que no tenía por qué tenerlo.
Y así, vagabundo, recogía ideas,
como los niños coleccionan conchas en la playa,
llenaba un cubo, pero cuando tenía que irme
solo las más bonitas me podía llevar conmigo.
Y el resto las tuve que abandonar en la playa.
Responder