Todo lo que echamos
vuelve a nosotros,
en un eterno encuentro
ante el rechazo que nos producimos a nosotros mismos.
Yo ya no sé si volveré
a la que fue mi casa,
parece fría y ruinosa,
parece que no sea mi casa…
Ya no me queda más por renegar,
ya no tengo un camino que seguir,
ni mucho menos unas pisadas.
Ya sólo me queda la vista y la intuición,
la ilusión de un camino cuyo final no sea de hielo.
Responder