Para ser uno mismo hay que estar solo,
hay que sentirse solo y actuar
como si nadie te estuviera viendo.
Es entonces cuando eres propiamente tú,
sin condiciones ni circunstancias.
Hoy llegué a casa y no había nadie.
Tampoco esperaba a nadie.
Y en mi soledad segura comí y me puse a escribir
pensamientos sobre la soledad,
sobre si nos hace bien o
nos hace mal.
Y lo cierto es que es como todo:
hay que buscar su justa medida.
Lo mínimo como para saber quiénes somos,
pero no demasiado para acabar siendo otros.
Responder